Museo de Ciencias Naturales
Dentro del paseo El Bosque se encuentra una joya de la ciencia. Con más de 3.5 millones de objetos, su colección posiciona la museo entre los más prestigiosos de América y el Mundo. Abierto al público desde 1888, propone un viaje a través de los 4500 millones de años evolución natural.
En junio de 1884 se aprobó el traslado del Museo Arqueológico y Antropológico de Buenos Aires hacía la recientemente fundada ciudad de La Plata. Por aquél entonces contaba con más de 15 mil piezas óseas y objetos industriales donados por Francisco Pascasio “Perito” Moreno. En octubre del mismo año comenzó la construcción del actual edificio de características neoclásicas. Finalmente el 19 de noviembre de 1888 abrió sus puertas al público con la presencia de su primer director, el célebre naturista Francisco “Perito” Moreno, quien donó 2000 volúmenes de su biblioteca personal. La mayoría de estos libros descansan actualmente en el museo-biblioteca de la Universidad Nacional de La Plata.
Con la nacionalización de la UNLP en 1906 y el proceso de re-organización impulsada por su presidente, Joaquín V González, sumó el museo bajo el ámbito de la Casa de Altos Estudios. Durante este periodo tomo una orientación educativa y de investigación, base que también ayudó a consolidar las facultades de Ciencias Naturales, Ciencias Químicas y Bellas Artes y Dibujo. Si bien en un inicio estos cambios fueron cuestionados por la reducción de espacios que implicaba, con el tiempo dio prósperos resultados que se evidencian en la calidad y magnitud que ha ganado.
Una Invaluable Colección
La disposición de las 21 salas principales están ordenadas de tal modo que construyen la línea evolutiva de la vida natural en La Tierra. Desde la formación del Univeerso y el planeta, junto a los minerales, hasta la consolidación de las civilizaciones americanas pre-colombinas. De este modo podemos observar fósiles vegetales y animales ambientados desde las eras paleozoica y cenozoica. Se trata de una colección tan amplia que sólo en la división destinada a la paleotología de vertebrados encontramos 120.00 especímenes, que incluyen desde dinosaurios hasta mamíferos de la actualidad.
En la planta superior predominan los objetos que narran la evolución del ser humano. En una primera instancia se comparten Representaciones, objetos y restos óseos de los primeros humanos primitivos. Al circular por las diferentes salas también llegamos a una amplia colección de instrumentos de culturales de las posteriores civilizaciones americanas, africanas y europeas. Con más de 60 mil objetos en piedra, madera, cerámica, barro, oro, plata, bronce, hierro, fibra vegetal y vidrio; se puede apreciar un auténtico viaje por la evolución humana.
Si bien el museo posee un carácter americanista, desde 1977 posee una prestigiosa Sala destinada al antiguo Imperio Egipcio, la más importante de Latinoamérica. La colección de 300 piezas provenientes del complejo Akasha pertenecientes al periodo del faraón Seti I y Ramsés II (1279-1212 ac). Se pueden ver desde murales y pilares del templo, hasta momias y objetos característicos. A diferencia de otras colecciones surgidas a partir del colonialismo y el saqueo de las riquezas, la mayoría de estos objetos son una donación oficial del gobierno de Sudán en reconocimiento al trabajo realizado por el egiptólogo argentino Abraham Rosenvasser, quien encabezó la campaña franco-argentina que rescató el yacimiento arqueológico.
Arte y Arquitectura
Por si no fuera poco sus 16 sobresalientes grandes colección, el mismo edificio del museo es considerada una joya arquitectónica. Su construcción se inició en 1884. Esta obra neoclásica fue diseñada por el ingeniero alemán Federico Heynemann y el arquitecto sueco Enrique Aberg; quienes se inspiraron en los grandes museos europeos como el Altes Museum de Berlín y el Fitzwilliam Museum en Cambridge. Se trata del primer museo “ad hoc” de América Latina, es decir construido específicamente para su finalidad.
La estructura global parte de una planta elíptica conforme a las ideas evolucionistas, modelo propuesto en 1885 para las galerías paleontológicas del Museo de Ciencias de Paris. Su fachada es custodiada por dos esmilodontes – tigres colmillos de sable – realizadas por Víctor de Pol. Tras la escalinata, seis columnas greco-latinas con capiteles corintios sostienen un frontis triangular clásico dónde reposa una escultura alada. Esta última se trata de Prometeo, el Titán de la Mitología Griega que entregó el fuego y el conocimiento a la humanidad. En tanto la fachada exterior lateral es decorada con laureles y los bustos de los grandes naturistas de la historia como Darwin, Azara y Humboldt, entre otros. También se presentan ornamentos de líneas griegas y frisos precolombinos, explica el investigador Luciano Martín Passarella.
En las paredes del Hall de acceso se aprecian grandes murales al óleo realizados por conocidos artistas plásticos de la época fundacional; lo cual constituye un decorado al estilo norteamericano. En este sector también descasa el busto en homenaje al Director Vitalicio Francisco “Perito” Moreno. El edificio consta de cuatro plantas y un entrepiso, con espacios dedicados a la exhibición, laboratorios, oficinas, talleres, biblioteca, auditorio, depósitos y servicios. En 1997 fue declarado “Monumento Histórico Nacional” mediante el decreto presidencial N° 1110/97.
Precios:
Menores de 12 años: gratis
Jubilados y pensionados con carnet: gratis
Estudiantes de universidades nacionales con libreta: gratis
Grupos escolares de colegios públicos, hasta 35 alumnos: gratis
Grupos escolares de colegios privados, hasta 35 alumnos: bono contribución.
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