Plaza Sarmiento
Cuándo en 1911 se cumplió el Primer Centenario del natalicio del ex Presidente Domingo Faustino Sarmiento se propuso homenajearlo con una plaza en el ingreso del Paseo el Bosque. Pero como este proyecto jamás prosperó. Décadas más tarde, gracias a un aporte anónimo, se retomó la idea en la intersección de las avenidas 19 y 66.
Cuándo se fundó la ciudad de La Plata se pensó en homenajear a los Revolucionarios de Mayo y a la "Generación del 37". Uno de estos personajes fue el ex Presidente Domingo Sarmiento, máximo exponente de la Educación Pública Gratuita, el Conservacionismo y la Modernidad. De este modo, el ingeniero Pedro Benoit y el arquitecto Juan Martín Burgos bautizaron como "Plaza Sarmiento" al predio que se ubicaba en la intersección de las avenidas 19 y 51. Lamentablemente esta primera iniciativa no perduró porque en 1912 fue cedida al gobierno nacional para que instalar el histórico Regimiento de Infantería N°7.
A modo compensatorio, se aprobó un proyecto para construir un gran monumento al ex Presidente en la entrada del Paseo El Bosque. Este suceso iba en sintonía con el Centenario de su nacimiento, pero tristemente jamás se materializó. Primero surgieron demoras y falta de interés. Posteriormente, con el Golpe de Estado de 1955, se designó este lugar como "Plaza Almirante Brown".
El Misterio del Monolito de Sarmiento
Conforme al crecimiento demográfico, el 4 de octubre de 1949 se aprobó la ordenanza municipal 1803 para la urbanización del espacio verde de 19 y 66 mediante una inversión de $50.000 moneda nacional. Fue en este momento cuando apareció sin previo aviso el Primer Monumento a Sarmiento: un monolito realizado por un autor anónimo. Se cree que el autor de este trabajo pudo haber estado relacionado a la municipalidad o a las logias masónicas si se considera que Domingo Sarmiento fue uno grandes líderes masónicos.
Pese a la inconfundible presencia del Maestro de Maestros, tuvieron que pasar otros 17 años para que se oficialice el nombre actual. Fue entonces cuándo en septiembre de 1966 se trasladó la piedra fundacional del inconcluso monumento del Paseo El Bosque y el predio pasó a llamarse “Plaza Presidente Sarmiento”.
Al año siguiente se colocó un mural de mosaico que evoca a la función como docente de Sarmiento, cuando tenia sólo 15 años. Esta obra fue realizada por el artista Ricardo Sánchez. Mientras tanto, la construcción de un gran monumento oficial se siguió postergando hasta caer en el olvido. El 11 de septiembre de 1988, cuándo se conmemoró el Centenario de su muerte, el monolito sumó una placa conmemorativa a encargada por la municipalidad y los vecinos.
Sencilla pero Diversa
Con casi 2 hectáreas de superficie, al igual que otras plazas de la ciudad de La Plata, la riqueza y diseño forestal es una característica identitaria que bañan con sus sombras los diferentes caminos internos. Entre las múltiples especies de árboles y arbustos se pueden encontrar: Tilos, acacias, cipreses, un alméz, palos borrachos, un guarán amarillo, jacarándas, parasoles de la china y otras especies. Esta gran diversidad le hacen un gran homenaje a los primeros ambientalistas del país (Sarmiento)
Con una mezcla de árboles, lomas y llanuras; esta plaza de barrio es ideal para practicas deportivas individuales o colectivas. Además también existen juegos infantiles, una calesita electo mecánica y mesas con tableros de ajedrez.
Aunque se trata de una plaza que sufrió varias demoras y los infortunios con su nombre, no puede negarse que representa varios de los ideales del Gran Maestre 33°. Se trata de un espacio verde fomenta la conservación de la naturaleza, funciona como punto de reunión, brinda sectores para las infancias y también entretenimientos que fomentan la educación.
La Plata – La Autocrítica de Sarmiento
Suele decirse que el ex-Presidente Domingo Faustino Sarmiento era una persona de carácter fuerte y de difícil trato; pero también era portador de una inusual autocrítica, una cualidad poco vista en la política. Su oposición a la Fundación de La Plata es uno de los tantos ejemplos, principalmente porque creía que la mejor opción era construir una nueva Capital Nacional con el nombre “Argirópolis” en la isla Martín García.
Se opuso tanto al proyecto del Dr José Dardo Rocha que decidió ausentarse a la fundación de la ciudad, al igual que el por entonces presidente Julio Argentino Roca. Pero a diferencia de este último, el gran educador cambió de postura a los pocos días y se convirtió en un gran admirador y defensor de La Plata. Un detalle especial es que pese a su inasistencia, el ex mandatario figura en el retrato al óleo realizado en 1882. Esto se debe que Dardo Rocha le tenía un gran aprecio y además necesitaba que la historia recuerde el 19 de noviembre como una gran gesta de unión nacional.
Reconociendo su error, el prócer tomó la costumbre de viajar a la inauguración de los principales edificios educativos, tal como la Dirección General de Escuelas y Cultura en 1884. Dos años más tarde abrió sus puertas el Colegio Normal I por encargo e impulso de Domingo Sarmiento; quien se quejó enérgicamente contra el Presidente Julio Roca por incumplir sus compromisos con la educación en el territorio bonaerense. Esta lamentable situación era consecuencia de los recelos y competencia electoral que tenían Roca y Rocha. Dando el ejemplo con la educación pública, Sarmiento no solo obtuvo parte de los recursos económicos necesarios, sino que también estuvo presente en la designación de la maestra Mary Olstine Graham como Directora. Ella había llegado al país desde los Estados Unidos en 1879 para formar a las primeras camadas docentes primarias profesionales del país.
Domingo Sarmiento, estando ya en sus últimos años de vida, opinó en el diario El Debate (11 de noviembre de 1885) su más profunda admiración por la Capital de la Provincia de Buenos Aires:
“Siéntase el visitante de Buenos Aires en el mundo que ha soñado porque La Plata es el pensamiento argentino, tal como viene formándose e ilustrándose hace tiempo, sin que nadie se de cuenta de ello (...) Me despido de La Plata reconfortado, revivido, pues antes de ver lo que somos, y podes conjeturar lo que seremos cuando se acaben de derrochar las tierras públicas, ya que no podemos derrocarlas, dudaba de la fuerza vegetativa y de los progresos morales y sociales que hacemos, para salir del molde colonial que en La Plata ha sido dejado para inventar habitantes con moradas modernas”.
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