Plaza Presidente Rivadavia
Frente a la entrada principal de El Paseo el Bosque se presenta una de las primeras plazas de la ciudad. Con poco más de una hectárea, en la intersección de las avenidas 1 y 51, el predio narra los primeros años de historia local y del desarrollo cultural.
Si bien no existe una fecha concreta de su inauguración, se estima que fue delimitada en 1884, siendo de esta manera una de las primeras en consolidarse junto a las Plaza San Martín, Plaza Italia y la Plaza Iraola (Tolosa). Durante esos años fue conocida como “Plaza de la Policía” en alusión al Palacio de la Jefatura de la Policía Bonaerense que se encuentra sobre la calle 2. Las crónicas de aquellos años narran que durante las noches veraniegas la orquesta de dicha fuerza de seguridad brindaba conciertos públicos.
El 24 de septiembre de 1901, mediante la ordenanza N°338 recibió su bautismo oficial: "Plaza Bernardino Rivadavia”; pero por varios años los vecinos se resistieron a adoptar el nuevo nombre. Pero finalmente el 18 de abril de 1909 se puso fin a la discusión con la instalación del monumento al ex Presidente Bernardino Rivadavia. Esta magnífica escultura de mármol había sido encargado al artista italiano Pietro Costa por medio de un decreto del 28 de julio de 1886. Para el Dr Dardo Rocha, fundador de la ciudad, era muy importante poder realizar un tributo al Primer Presidente Republicano del país.
Siendo una de las primeras en ser consolidadas, esto también que sea una de las primeras en ser urbanizadas y forestadas (1886). Si bien desde un inicio se planificó una ciudad rica en vegetación, el compromiso de los vecinos fue muy grande al introducir y cuidar nuevos ejemplares. Con el paso de los años se consolidó una gran diversidad de árboles compuestos por palmeras, cedros, pinos, araucarias, ginkgo biloba, ibirá puitá guazú, ficus y castaños de indias, entre otros.
Una Plaza en Homenaje al Servicio Público
A lo largo y ancho de la plaza se pueden encontrar distintos monumentos y placas, las cuales todas tienen un común denominador: la vida al servicio del público.
El 2 de noviembre de 1979, casi la esquina de 53 y 2, se levantó el monumento a “las y los funcionarios policiales de esta provincia muertos en el cumplimiento del deber”, encargado por el Ministerio de Seguridad. Esta obra del escultor platense Carlos Butin se trata de un grupo escultórico fundido en bronce sobre un basamento de piedra granítica roja. Dos figuras de alto relieve se apoyan sobre columna dórica truncada representando la vida que se quiebra. La primera imagen trata de una enérgica y vital mujer alada que porta el gorro frigio de La Patria y grita sus victorias. La segunda figura, humana, se presenta con pecho desafiante ante la muerte mientras es arrancada del holocausto y es elevada por la poderosa mano de la Patria hacia la gloria del Más Allá.
En abril de 2002 un suceso trágico tomó notoriedad, el asesinato de Mario Maximiliano Leguizamon de tan solo 9 años. El hecho ocurrió cuándo su padre, oficial de policía, intentó defender a su familia durante un asalto. Ese mismo año el Ministerio de Seguridad levantó una placa-monumento en bronce dedicada al niño y que evoca al “Día de la Familia Policial” como una llama de vocación que jamás se apaga.
Si consideramos las ramblas de las avenidas 51 y 53 como parte de un mini complejo verde, también se suman otros reconocimientos al servicio público. En la esquina de 1 y 51 se emplaza un mural y placa que homenajea al Cuerpo de Bomberos de la Provincia de Buenos Aires. Mientras que en 1 y 53 se observa una escultura femenina con un libro abierto. Esta obra de Pablo E. Semanas es un homenaje a los estudiantes donde se resalta la importancia de la educación en la vida cotidiana y los beneficios generados al país por parte del estudiantado. En este sentido la influencia de la Universidad Nacional de La Plata, perteneciente la corriente reformista, establece a que los estudiantes accedan gratis a la institución pero también los compromete a devolver sus conocimientos mediante una aplicación práctica en el entorno social.
Las Plazoletas Siria y Líbano
Con frecuencia puede considerarse que la Plaza Rivadavia es parte de un complejo verde mayor que incluyen dos plazoletas y las ramblas de las avenidas 51 y 53. Además es de notar que en este punto es dónde la avenida-calle 52 deja de existir para dar paso al eje de edificios gubernamentales (Jefatura, Casa de Gobierno, Legislatura, Teatro Argentino, ex-Mercado, Municipalidad, Catedral, Plaza Islas Malvinas).
Al margen de la avenida 53 se encuentra la plazoleta “República de Líbano”, en la cuál puede verse un enorme monumento construido en 1971 realizado por Dalmiro Sibaro. Esta obra marcó el inicio de una tendencia escultórica abstracta basada en la geometría en sintonía al contexto político nacional e internacional. Conformado por una estructura retícula romboidal coronada por octaedros, las diagonales crean un efecto dinámico que equilibra el peso de los cuerpos geométricos, mientras la luz incidente genera una trama triangular en resalte.
El diseño y la composición de la Plazoleta República Árabe del Líbano hace una perfecta armonía con su entorno, principalmente con la Casa Curutchet, una de las pocas obras en Latinoamérica del arquitecto suizo Le Corbusier (Charles-Édouard Jeanneret-Gris), el principal referentes de la arquitectura moderna. En 2006 la UNESCO la declaró Patrimonio de la Humanidad.
En forma simétrica, pero sobre el margen de la avenida 51 se encuentra la plazoleta “República Árabe de Siria”, bautizada en el año 2000 por ordenanza N° 9123. Con la llegada de la trágica Pandemia, se construyó un monumento con placas conmemorativas para recordar al personal de salud que perdió la vida luchando contra el covid.
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