Día del Respeto a la Diversidad Cultural
Hace 529 años los pueblos de América y Europa se reencontraron. Definitivamente no fue de la mejor forma, pero fue el inicio de un camino que se fue perfeccionando y aprendiendo de los errores. El respeto por la diversidad cultural, y su consecuente integración, han hecho avanzar la civilización humana. La ciudad de La Plata es un ejemplo de ello, construida por los mismos inmigrantes que ayudaron a cimentar una nación. Una urbe y faro de conocimiento que crece cada día con las diferentes miradas de nuevo vecinos.
No hay fin de semana que en la ciudad no exista una amplia y diversa oferta de actividades culturales; desde grandes eventos como el “Bon Odori” y el “Año Nuevo Chino” hasta las Peñas de música Latinoamericana y las clases de danzas caribeñas.
Podría pensarse que es consecuencia del tamaño demográfico de una ciudad capital, pero el Gran La Plata con 900 mil habitantes está lejos del Ranking Mundial de población, dónde los conglomerados se cuentan en millones de personas. Aunque por otro lado se pueden contar por decenas las colectividades, las agrupaciones, casas y centro culturales que se vinculan a las continuas olas migratorias. Sean pequeñas o grandes, más o menos organizadas, la mayoría de las sub-culturas poseen un lugar de expresión.
Si se camina con los ojos abiertos y atentos, la diversidad cultural late y se transmite continuamente por cada calle, avenida y diagonal; superando los estereotipos laborales y prejuicios xenófobos popularmente conocidos. Sea ya en las decenas de esculturas públicas, en las grandes exposiciones o eventos, en la incontable oferta gastronómica o los ciclos de cine alternativos; el sentido policultural se encuentra presente en todos lados. Una hermosa convivencia e integración que se mantiene a lo largo del tiempo. Incluso hasta se han llegado a forjar nuevas costumbres, estilos e identidades. El histórico término platense "pollajería" no es más que el resultado de cruzar los dialectos españoles e italianos durante los primeros años de la fundación.
El célebre escritor y filósofo de origen Dominicano, Pedro Henríquez Ureña (1884-1946), fue quien bautizó a la ciudad como “La Atenas de América”, luego de haber dictado clases en la Universidad Nacional de La Plata. Y no es de sorprender, la UNLP no solo es una de las Casas de Altos Estudios de mayor prestigio de la región, también se caracteriza por ser un Faro para la atracción y producción del conocimiento latinoamericano. Continuamente se impulsan Congresos, Seminarios, Charlas, Investigaciones e Institutos subcontientales. Se podría decir que la ciudad y la universidad son uno los mejores epicentros para el estudio y desarrollo latino.
Tal vez parte de la multiculturalidad que se respira en la ciudad se deba a sus mismos orígenes. Fundada en 1882 con el objetivo de completar la federalización y pacificación del país, sus cimientos y edificios fueron construidos por inmigrantes europeos. Las inmensas columnas de la Catedral o la mismísima Municipalidad de La Plata poseen la mano de los primeros italianos, franceses y españoles. Gran parte de las más hermosas esculturas y fuentes que decoran la ciudad son producto de artesanos del viejo continente o de estudiantes que han aprendido de aquellos. Incluso los mismos ideólogos de la fundación como Dardo Rocha y Pedro Bonoit, como Masones activos, fueron promotores y partidario de erigir la ciudad como un gran epicentro policultural.
Le siguieron otras olas de "nuevos platenses" provenientes de Europa, huyendo de las guerras mundiales y civiles. También de medio oriente, del Genocidio Armenio, África y Asia.
Desde entonces las calles platenses crecieron con incontables aportes y conocimientos. Augusto Cárdich (Perú), descubridor del “hombre de lauricocha”. Francisco Salamone (Itallo-Argentino), arquitecto de múltiples Palacios Municipales de Argentina. Virpi Sinikka Niemelä (Finlandesa), astrónoma de reconocimiento internacional por sus estudios en estrellas binarias masivas y estrellas Wolf-Rayet.
Atraer estudiantes a los diversos espacios de educación conlleva a la producción de nuevos conocimientos, descubrimientos y renombres. También es el método por excelencia para ampliar las costumbres culturales (gastronomía, música, danza, ferias), maximiza la oferta de actividades y colabora en la producción de nuevas alternativas. El mismo crecimiento demográfico en toda región colabora con la expansión social, productiva y económica de la ciudad. Hay nuevas granjas y novedosos sabores en los platos locales. Cada fin de semana la música encuentra incontables géneros, desde el folklore nacional y rock hasta ritmos caribeños u orientales. Sin dudas se trata del respeto y la integración multicultural en su máxima expresión. Ya no como en los nefastos años de la conquista de América, la esclavitud o la segregación étnica que tanto daño ha causado al mundo.
La integración de los pueblos americanos y europeos no comenzó precisamente con el pié derecho, sino más bien todo lo contrario. Pero si dejaron un camino de oportunidades y enseñanzas. Aprender de ellos y continuar con la integración cultural, la apertura de ideas y el trabajo conjunto. Borrar los prejuicios de las pequeñas diferencias étnicas para adoptar una alternativa constructiva hacía una civilización mundial que sea un poquito mejor.
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