Siete Años en el Tibet
La Avenida Uno se llenó de automóviles clásicos. Una marea humana entre extras, fans y curiosos cubrieron el diagonal 80. Y en la estación de trenes ondeaban banderas y estandartes nazis. La ciudad viajó 50 años en el tiempo para convertirse en un escenario de Hollywood.
Una historia muy Especial
En enero de 1997 llegó al país el hiper famoso actor Brad Pitt, el director de cine Jean-Jacques Annaud y una gran comitiva para rodar escenas de la película “Siete Años en el Tíbet”. En el largometraje quedaron poco más de 4 minutos de los 3 días de rodaje, pero la experiencia para los cientos de extras y colaboradores locales perduró en el tiempo.
La película narra la autobiografía del alpinista austriaco Heinrich Harrer, quien viaja desde la Austria Nazi (1939) hacía el Tíbet para escalar el monte Nanga Parbat. Con una altura de 8125 msnm, se trata del segundo pico más letal del mundo. Tras frustrarse la expedición por el inicio de la guerra, el protagonista vivió durante Siete Años en el Tíbet. Una experiencia que cambiará para siempre su forma de ver y pensar el mundo.
Previo a su viaje era un aclamado deportista olímpico alemán con una personalidad fría, ambiciosa y egoísta. Pero luego de su captura en La India, la travesía de 2500km hasta el Tibet, su fuerte amistad con el Dalai Lama y la invasión comunista; su mente se abrió a un nuevo mundo.
El Rodaje
La travesía del alpinista se había iniciado en la Estación Central Graz de Austria, pero en 1997 esta ya no tenía la misma fachada. En oposición la Estación de La Plata mantiene el estilo clásico y Nouveau de principios del siglo XX. Incluso en 1997 aun se usaba el viejo tablero de madera para anunciar los servicios. Además gran parte del rodaje en zonas montañosas se realizaron en la provincia de Mendoza (Argentina).
El casi centenario edificio platense se transformó por completo. Recibió pintura, limpieza y refacciones. En tanto más de 3000 personas se postularon para cubrir los 300 puestos de actores extras. Se seleccionaron más de 20 automóviles antiguos de los coleccionistas locales, una locomotora a vapor y un colectivo. También fue necesario juntaron y fabricar trajes de época, tanto civiles y militares. Es decir que literalmente se construyó un microclima representativo de la Austria de 1939 dentro de un radio de dos cuadras.
La jornada comenzaba a las 6 de la mañana con un abundante desayuno para todos los actores en los salones del colegio San Vicente de Poul. Luego la marea humana caminaba hasta la estación brindando un verdadero desfile representativo de los años 40: judíos, aristócratas, soldados, obreros y disidentes políticos. Una vez dentro el clima cambiaba totalmente al fusionarse la opresión del partido nacionalsocialista, con la prensa partidaria rodeando a Heinrich, mientras decenas de otras personas intentaban exiliarse de la feroz dictadura reinante.
Las jornadas fueron largas y agotadoras, hasta entrada la noche, repitiendo una y otra vez las tomas. La recompensa fueron 40 dólares por día de trabajo, una compensación extra por la prueba de vestuario y cortes de pelo, 3 tres comidas abundantes y saludables, y la posibilidad de ser parte de un largometraje de nivel internacional.
El corte parcial de las avenidas 1, 44 y diagonal 80 causaron el malestar de los comerciantes, quienes recibieron una compensación base de 100 dólares diarios. Según el rubro e impacto otros recibieron hasta u$s 500.
En sintonía, detrás del vallado perimetral decenas de fanáticas y curiosos se agolparon para intentar ver la filmación y a la estrella del cine norteamericano. En ocasiones Brad Pitt, quien llegaba desde Buenos Aires, se tomó su tiempo para saludar y posar para el público.
La película “Siete Años en el Tíbet” tuvo un presupuesto total de 70 millones de dólares y generó ingresos por encima de los 130 millones; pero no se la consideró como un éxito de taquilla ni una de las grandes joyas del momento. Recibió muchas críticas negativas por el guion, pero cumplió un objetivo mayor al exponer la cruel historia de como China invadió el Tibet (1950). Un tema que hasta el día de hoy es “tabú” en muchos medios de comunicación. Incluso luego del estreno, Brad Pitt y parte de la producción fueron declarados por el Gobierno Popular de China como personas no gratas de por vida.
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