J.V. González, el creador de la Universidad
El siglo XX encontró a la ciudad de La Plata y a la incipiente Universidad Provincial en una meseta luego de 20 años de acelerado progreso. Necesitaba urgente un nuevo impulso, nuevas ideas, nuevas energías que le permitan despegar otra vez. Y fue así que desde la provincia de La Rioja llegó un destacado jurista, un prometedor político y un personaje completamente apasionado por el conocimiento científico: Joaquín Víctor González.
Había nacido el 6 de marzo de 1863 en Nonogasta, departamento de Chilecito, provincia de La Rioja. Al poco tiempo se mudó a la ciudad de Córdoba, donde cursó el secundario, se recibió de abogado y ejerció el periodismo. En 1881 su padre Joaquín González lo presentó en la Logia Masónica “Piedad y Unión” Nº 34. Su diploma lleva el sello del mismísimo ex-Presidente Domingo Faustino Sarmiento, quien ejercía como Gran Maestre de la Orden.
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| PH: Autor desconocido. 1890 |
Toda su carrera política estuvo vinculada al Partido Autonomista Nacional, de corriente conservadora, pero Joaquín tenía una visión más reformista en lo estructural y en lo social. Fue diputado, senador y gobernador de su provincia. Por su destacado labor y profundos conocimientos legales, en 1887 fue designado para la reforma de la Constitución Provincial, la cual incluyó el Sufragio Secreto. Años más tarde también sería uno de los defensores más acérrimos la Ley Nacional Sáez Peña (1912) y de otras reformas que democratizaron el proceso electoral argentino.
Aun permaneciendo a un sector político conservador, su postura a favor del progreso y la modernización lo llevaron a ser un eventual aliado de causas sociales. Proyectó un Código de Trabajo que, pese a no ser aprobado, funcionó como base para las primeras leyes laboristas. En sus ideas y estudios ya abordaba legalmente los días de descanso, la reglamentación del trabajo de menores, los contratos de laborales, el pagos de salarios solo con moneda nacional y el seguro contra accidentes de trabajo.
“para obtener un buen profesor de enseñanza secundaria no basta que éste sepa todo lo que debe enseñar, ni más de lo que debe enseñar, sino que es necesario que sepa cómo debe enseñar”.
En simultaneo la incipiente ciudad de La Plata se encontraba en una meseta evolutiva. La presión de la política nacional y la crisis financiera de 1890 habían hecho estragos durante una década. La ciudad aún estaba a las sombras de Buenos Aires, y la Universidad Provincial fundada en 1890 carecía de presupuesto por culpa de las internas políticas. Su falta de reconocimiento, prestigio, historia y fondos la dejaban en clara desventaja frente a la UBA. Si bien su origen estaba estrechamente vinculado los ideales fundacionales de la urbe, entre 1897 y 1905 solo había captado 573 estudiantes. De hecho los críticos, vinculados al roquismo y al juarizmo, querían remplazar la Casa de Altos Estudios por un sistema de becas para la UBA.
Finalmente la solución llegó por el camino opuesto. En 1904 el Dr Joaquín V. González era Ministro de Justicia e Instrucción Pública, y tenía como meta modernizar la educación superior. Se reunió con el Gobernador Marcelino Ugarte y algunos legisladores bonaerenses para nacionalizar la universidad. Y de este modo consiguieron salvar la institución fundada por Dardo Rocha. Al año siguiente el Poder Ejecutivo Nacional lo nombró como el Primer Presidente de la Universidad Nacional de La Plata y fue reelecto por el claustro docente en tres ocasiones.
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| PH: AlexRebolledo |
En pocos años el cambio fue abrupto. Se incorporaron docentes de alto prestigio como Florentino Ameghino, Víctor Mercante, Carlos Spegazzini, Luis María Drago, Samuel Lafone Quevedo y Alfredo Palacios. Los más Grandes Intelectuales y Vanguardistas de la época, algunos de ellos con renombre internacional. Para 1908 la matrícula había ascendido hasta 1845 estudiantes en las 4 Facultades y 3 Dependencias.
Joaquín V. González vio una gran oportunidad en la UNLP, una que iba en sintonía con el proyecto de ciudad y la vanguardia científica. Mientras que La Plata encontró el impulso para consolidarse como una “Ciudad Universitaria”, mirando los ejemplos experimentales de Hardvard, Oxford y Cambridge. No solo atrajo grandes profesores y personalidades de renombre, la UNLP adoptó muchas de las reformas exigidas e incumplidas en la UBA y la UNC. Sin ir más lejos, desde sus primeros días (1890) se buscó que sea una institución inclusiva, motor del ascenso social y comprometida con el desarrollo regional. No por nada la Universidad mantuvo su lema fundacional: “Por la Ciencia y Por la Patria”.
La recién nacida UNLP privilegió un modelo de enseñanza intensiva que suplantó las clases magistrales por el dialogo directo entre profesores y alumnos. Siguiendo el ejemplo de Oxford, revalorizó el rol de las prácticas profesionales, las investigaciones de laboratorio, la expansión de las bibliotecas y la asistencia en los servicios básicos. La Universidad se concentró en una visión científica, analítica, productiva de nuevos contenidos, conectada con el entorno social y una con un continuo autoperfeccionamiento. Una ideología y metodología que estallaría y se profundizaría en todo Latinoamérica como la Reforma de 1918. Casualmente uno de los referentes estudiantiles de este segundo cambio fue Julio V. Gonzalez, hijo de Joaquín.
En 1914 el Dr. Joaquín V. González acompañó al profesor Víctor Mercante en la creación de la Facultad de Ciencias de la Educación. Respaldó la investigación de Ernesto Quevada para estudiar las Casas de Altos Estudios de Europa y EEUU, y atraer nuevos científicos al país como: Emil Bose y Richard Gans (físicos alemanes), Giglielmo Ferrero (historiador italiano) y Adolfo Posadas (abogado y sociólogo regeneracionista español).
Tras encabezar la UNLP durante 12 años, fue homenajeado con un gran acto en el antiguo Teatro Argentino. Oficialmente dejó el cargo el 18 de septiembre de 1918, momento en el que brindó un emotivo discurso optimista sobre el rol de la educación de calidad, la labor docente y la accesibilidad como el camino hacía la grandeza. Posteriormente fue recopilado como "La Universidad y el Alma Argentina", Tomo XVI de sus obras completas.
El Dr. Joaquín V. González volvió a su vida política mientras que en paralelo continuó con su la producción de ensayos académicos, estudios históricos y producción literaria. Se sumó al movimiento “Liga del Sur”, encabezado por el Dr. Lisandro La Torre, que en 1914 se transformó en el Partido Demócrata Progresista. En su momento este sector se autodefinió como: “Es pacifista en materia internacional; autonomista y democrático en política general; proteccionista en materia económica; mutualista, cooperativista y previsor para la asistencia de las masas trabajadoras en política social; innovador en la legislación jurídica”. Y en 1921 fue designado como Juez de la Corte de Arbitraje Internacional de La Haya.
El Dr. Joaquín V. González volvió a su vida política mientras que en paralelo continuó con su la producción de ensayos académicos, estudios históricos y producción literaria. Se sumó al movimiento “Liga del Sur”, encabezado por el Dr. Lisandro La Torre, que en 1914 se transformó en el Partido Demócrata Progresista. En su momento este sector se autodefinió como: “Es pacifista en materia internacional; autonomista y democrático en política general; proteccionista en materia económica; mutualista, cooperativista y previsor para la asistencia de las masas trabajadoras en política social; innovador en la legislación jurídica”. Y en 1921 fue designado como Juez de la Corte de Arbitraje Internacional de La Haya.
Finalmente el 21 de diciembre de 1923 el Dr Joaquín Víctor González falleció en una modesta casa en las Barrancas de Belgrano, en la Ciudad de Buenos Aires. En su lecho de muerte dijo a sus hijos: “He dedicado mi vida al servicio del país, eso me impide dejarles bienes materiales, pero les dejo mi nombre limpio”.
Sus restos mortales fueron trasladados su hogar natal, en el Departamento de Chilecito.
Detrás de si dejó un extenso legado de conocimientos que se recopilaron en 1934 por impulso de la Universidad Nacional de La Plata y el Congreso Nacional. En total se conformaron 25 tomos que agrupan 55 títulos. En total más de 13.000 páginas de textos jurídicos, políticos, educativos y literarios.
En tanto su quinta “Samay Huasi”, en La Rioja, fue transferida a la UNLP en 1941. Actualmente funciona como Museo Histórico, Casa de Descanso, Punto Turístico, Centro Arqueológico-Geológico y granja fruto-vinícola.
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