Plaza Guillermo Brown
Ubicada en la intersección de las avenidas 1 y 52, la Plaza Almirante Brown es la cabecera e ingreso principal al Paseo el Bosque. En su interior se encuentra el homenaje a uno de los próceres más importantes de la Guerra de la Independencia Latinoamericana. Muchas veces olvidado, nació el 22 de junio de 1777 en Irlanda.
En sus orígenes el Paseo El Bosque se encontraba delimitado por una cerca perimetral. En el acceso principal se encontraba un imponente arco triunfal de aproximadamente 15 metros de altura rodeado por ocho pilares complementarios. Años más tarde el predio comenzó recibir numerosas modificaciones. Finalmente en 1915 el Arco Triunfal fue demolido para poder construir un monumento por el Centenario del Natalicio del educador y ex-Presidente Domingo Faustino Sarmiento. Lamentablemente jamás se concretó.
Luego de 40 años se decidió homenajear a uno de los mayores próceres de las Guerras de la Independencia.
De este modo el 24 de marzo de 1955 se inauguró una gran fuente en reconocimiento al padre de la Armada Argentina: el Almirante Guillermo Brown. Realizada por el artista Nicolás Rodríguez Mas, consiste en un complejo de cuatro niveles.
En la base se presenta una fuente escalonada que baña una columna de granito rojo que mide 8 metros de altura y 1,75 de diámetro. En la base del pilar se presentan figuras alegóricas de la incipiente nación y la frase más característica del Almirante: “Es preferible irse a pique antes que rendir el pabellón”. Finalmente, sobre un capitel greco-latino, se erige la imagen de 4 metros realizada en bronce del irlandés Guillermo Brown. Desde lo alto, el militar mira y protege el Río de La Plata, el lugar donde combatió contra las fuerzas realistas y la marina imperial brasilera.
En la base se presenta una fuente escalonada que baña una columna de granito rojo que mide 8 metros de altura y 1,75 de diámetro. En la base del pilar se presentan figuras alegóricas de la incipiente nación y la frase más característica del Almirante: “Es preferible irse a pique antes que rendir el pabellón”. Finalmente, sobre un capitel greco-latino, se erige la imagen de 4 metros realizada en bronce del irlandés Guillermo Brown. Desde lo alto, el militar mira y protege el Río de La Plata, el lugar donde combatió contra las fuerzas realistas y la marina imperial brasilera.
A la base del monumento principal, sobre el lateral que mira hacía el Paseo el Bosque también se observa un ancla.
El Primer Almirante.
Guillermo Brown es una de las figuras más emblemáticas de la historia nacional. Nació el 22 de junio de 1777 en Irlanda, y posteriormente emigró a Estados Unidos junto a sus padres. Tras varios años dedicándose a la navegación y el comercio, incluyendo un arresto en Francia, llegó a Montevideo y a Buenos Aires 1810; en los albores de la Revolución de Mayo.
Pronto se puso a disposición de la Revolución, tanto en la defensa del Río de La Plata como en las rutas logísticas para las fuerzas que luchaban en la Banda Oriental. Casi siempre en condición de inferioridad, luchó en las Guerras por la Independencia, la Guerra contra Brasil, la Guerra Civil Argentina y sirvió como Corsario de bandera Argentina en Centro América (1815-1816). Esta última actividad tenía el objetivo de socavar la economía española y fomentar el espíritu revolucionario. No es casual la elección de los colores celeste/blanco en su banderas: Nicaragua, Guatemala, Honduras, El Salvador y Costa Rica.
Pronto se puso a disposición de la Revolución, tanto en la defensa del Río de La Plata como en las rutas logísticas para las fuerzas que luchaban en la Banda Oriental. Casi siempre en condición de inferioridad, luchó en las Guerras por la Independencia, la Guerra contra Brasil, la Guerra Civil Argentina y sirvió como Corsario de bandera Argentina en Centro América (1815-1816). Esta última actividad tenía el objetivo de socavar la economía española y fomentar el espíritu revolucionario. No es casual la elección de los colores celeste/blanco en su banderas: Nicaragua, Guatemala, Honduras, El Salvador y Costa Rica.
No solo se transformó en el Primer Almirante del país y en el marino más exitoso de toda la historia nacional. También fue quien plantó las bases para la existencia de una escuadra naval militar permanente. Tristemente sus propuestas no siempre fueron bien recibidas. Recién se concretaría en modo profesional durante la presidencia de Domingo Faustino Sarmiento (1868-1874).
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