El Banquero de la Ciudad
Con el gobierno nacional, la oligarquía y la prensa porteña abiertamente en contra de la construcción de una nueva Ciudad Capital, pocas personas tomaron el riesgo de invertir en el desarrollo demográfico de la región. Pero Carlos Mauricio Schweitzer, un inmigrante proveniente del Imperio Austrohúngaro, comprendió la magnitud y las oportunidades que despertaban la Fundación.
Schweitzer había nacido en 1838 en la cuidad de Pest, desde dónde emigró a nuestro país en 1873. En estas tierras conoció a su esposa, María Valentina Demott, hija de irlandeses, y al Dr Dardo Rocha.
Luego de iniciarse desde cero en la actividad comercial, en 1884 se mudó a la ciudad de La Plata para fundar el Banco Constructor de La Plata. Este emprendimiento comenzó como una sociedad anónima compuesta por seis personas, quienes reunieron un capital de 30 mil pesos moneda nacional (m$n). La primera sede se ubicó en el Hotel Bruny, hasta que se inauguró la Casa Matriz en avenida 7 e/ 46 y 47. Este edificio, diseñado por el arquitecto Adolfo Büttner, fue una de las sedes de la Gran Lógica Masónica La Plata N°80.
Luego de iniciarse desde cero en la actividad comercial, en 1884 se mudó a la ciudad de La Plata para fundar el Banco Constructor de La Plata. Este emprendimiento comenzó como una sociedad anónima compuesta por seis personas, quienes reunieron un capital de 30 mil pesos moneda nacional (m$n). La primera sede se ubicó en el Hotel Bruny, hasta que se inauguró la Casa Matriz en avenida 7 e/ 46 y 47. Este edificio, diseñado por el arquitecto Adolfo Büttner, fue una de las sedes de la Gran Lógica Masónica La Plata N°80.
El objetivo principal de esta entidad era la compra de terrenos, construcción de viviendas y financiamiento de obras públicas habitacionales. En este sentido se involucró en el loteo y construcción de lo primeros barrios obreros. Con la supervisión del Senador Bonaerense Rafael Hernández se levantaron 200 viviendas totalmente equipadas. En aquellos años predominaba la arquitectura del “tipo chorizo” que podía ser utilizada como hogares familiares o conventillos.
También se involucró en el financiamiento de grandes proyecto de obra pública y privada cómo: “Hotel Boulevard Atlantic”, “El Mercado de Abasto” y “Gran Casa de Inquilinato”.
También se involucró en el financiamiento de grandes proyecto de obra pública y privada cómo: “Hotel Boulevard Atlantic”, “El Mercado de Abasto” y “Gran Casa de Inquilinato”.
Lo que comenzó como una entidad financiera desconocida en lo parajes de una ciudad en construcción, pronto se transformó en una exitoso emprendimiento. En 1888 su capital ascendía hasta los 20 millones m$n, siendo una de las bancas privadas más importantes del país.
La llegada a la presidencia del Dr Juaréz Celman en 1886 implicó el inicio de una etapa de privatizaciones, liberación del mercado y especulación financiera. Y por si no fuera poco también comenzó el asenso político de personas anti-rochistas, aquellos que habían criticado la fundación de una ciudad-capital bonaerense y deseaban verla en ruinas.
La gestión de Celman no tardó en tener resultados catastróficos en el país. La corrida del oro y la fuga de los depósitos restringieron el acceso crédito. La deuda externa creció cuatro veces, de 33 millones m$n a 128 millones. El valor del oro pasó de 139 m$n en 1886 a 332 m$n en 1892, sumada un incremento de oferta monetaria de 150%. Se estima que la inflación fue superior al 300% durante la crisis. Para empeorar las cosas, la gestión de Celman fue considerada como la más corrupta hasta el momento, tanto que hasta fue denunciada en la prensa norteamericana y británica.
El impacto en la construcción de la ciudad de La Plata fue rotundo: ascendió el desempleo, se paralizaron las obras y hasta se especuló con que pronto se transformaría en un pueblo fantasma. A la asfixia política le siguió el ajuste económico, el totalitarismo, las amenazas y la represión. Esta situación estalló en 1890 causando el mayor default del gobierno nacional. El impacto fue rotundo, dentro y fuera del país, en el sector público y en el privado. En particular las acciones del Banco Constructor de La Plata bajaron de 235 a 160, lo cual ocasionó su inmediata quiebra.
Carlos Schweitzer vió destrozados sus sueños y el trabajo de su vida. Hundido en una profunda depresión, el 11 de enero de 1892 se suicidó. Su cuerpo fue sepultado en el cementerio de Recoleta. Sus pertenencias fueron mayormente rematadas y su familia se mudó a una estancia de Burzaco.
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