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La Iglesia San José

Visita La Plata | 0:31 |

En el Este del Casco Urbano se eleva un campanario blanco, y desde su gran altura, las calles son observadas por las únicas gárgolas del tipo europeos que hay en la ciudad de La Plata. También aquí podemos observar las únicas columnas de un estilo puramente románico.

En sus inicios la Parroquia San José se encontraba en avenida 1 y 58, dónde funcionaba una capilla desde 1911. Con el crecimiento de la ciudad y de las necesidades la institución comenzó a mudarse a la esquina de 6 y 64 con la intención de construir una iglesia más grande.
La piedra fundacional fue colocada el 18 de marzo de 1937, justo un día antes de la celebración de San José de Nazaret, padre putativo de Jesucristo según la creencia cristiana. Y casi tres años más, el 21 de marzo de 1940, se inauguraron las obras bajo la dirección y diseño de los arquitectos Tito Ciocchini y Ricardo C. Gabrici, con la supervición del párroco Pedro A. García Alonso.

    

Con un estilo arquitectónico neorrománico, es prácticamente imposible pasar a su lado y no mirarla por unos instantes. Toda su composición no solo es una referencia religiosa, sino que también es una huella de la influencia de la inmigración y del arte italiano. A grandes rasgos tiene una similitud a la Catedral de Modena, en a región de Emilia-Romaña, referente del románico-lombardo. También en los detalles ha incorporado un poco de la influencia gótica.
En grandes rasgos el Templo de San José posee tres niveles y una emblemática torre. En su conjunto la fachada es una imitación de piedras con terminaciones en tonos blancos. Este detalle es una herencia románica por el deseo de obtener una homogeneidad general en una sociedad fragmentada en las identidades comunitarias. Por su parte el techo de la nave está realizado a partir de tejas rojas tradicionales. La presencia de ventanales no era tan importante en el románico puro, pero a medida que nos elevamos aparece una mayor presencia de los ventanales. Desde el exterior no son fácilmente visibles por la esbeltez, distribución y geometría; pero una vez adentro de la iglesia se puede apreciar fuerte ingreso de la luz natural.

    

Como en toda institución, en el frente es dónde se reúne la mayor cantidad de detalles. Aquí tenemos un pórtico clásico de estilo arco triunfal sostenido ocho columnas, arcos de medio punto, tejas rojas a dos aguas, la frase “Rogad por Nosotros” y una enorme escultura de San José sosteniendo a Jesús en brazos. Esta última fue realizada por el artista Arturo Dresco. 

Uno de los aspectos que más atrae es la abundante y particular ornamentación que invade todos los bordes y terminaciones. Este un sello específico del románico porque se buscaba cumplir con rol educativo-evangelizador en abierta competencia con el estilo gótico. De este modo los capiteles de las columnas de la tradición grecolatina (corintios, jónico o dórico) fueron remplazados por esculturas históricas, naturistas o geométricas. En San José podemos ver el Ojo de la Santísima Providencia, los frutos del Vid, un águila, una copa y una cruz. Desde un enfoque cristiano, estas figuras hablan sobre la santísima trinidad y algunos de los sacramentos; pero también son simbologías recurrentes cuándo hay constructores y diseñadores masones. Es decir que son dos interpretaciones válidas que no se autoexcluyen. 
Sobre los muros también continúa la presencia de otros animales, vegetales y elementos semióticos. Hay palomas, flores de liz, la cruz de malta, un ancla, una grulla, ostras, un caracol y algunos cálices. Todos estos elementos juegan en sintonía con las ventanas y puertas, las cuales no son particularmente grandes pero si muy visibles por las formas de abocinamiento. Esto método implica que las ventanas tienen bordes muy grandes y compuestos que se superponen escalonadamente creando la sensación de ingreso.

    

La altura de los templos no es una característica central del románico, pero si es un elemento que casi siempre la acompaña de una manera u otra. En el caso de San José tenemos una torre cercana a los 60 metros que hace un contraste de esbeltez muy fuerte con el ancho de la nave. La base se encuentra adosada al cuerpo central, por ende desde el exterior primero tenemos dos ventanas antes de visualizar la columna. Rompiendo con el estilo románico, esta presenta un enorme ventanal vertical que nos invita a elevar la vista. Superados las 2/3 partes, la torre presenta uno de los últimos relojes de altura que conserva la ciudad de La Plata. Por encima, con dos arcos en cada dirección, se encuentra el campanario custodiado por ocho gárgolas realizadas por el escultor Rodolfo Riganti y una cúpula octogonal.

    

Ingresando al templo nos encontramos con un amplio, luminoso y armónico recinto de dos niveles. En la base se expande la nave principal hasta el altar mayor. Hacía los costados se forman las galerías con arcos de medio punto, carpantel y torales que sostienen un segundo piso. Esta arquería está decorada con venecita celeste y figuras alegóricas a los sacramentos. Mientras que a los costados del altar tenemos las figuras de los 12 apóstoles con mayolicas doradas y amarillas. Las columnas están pintadas para disimular ser mármol rojo. Y los capiteles internos renuevan el estilo románico histórico.
El segundo nivel, apoyado sobre las galerías, hace un particular contraste con sus arcos y columnas. En esta ocasión abundan los colores y revestimiento marmolizados en amarillo siena y rosa verona. Además aquí surgen los principales ventanales, los cuales en su mayoría no son visibles por la geometría espacial. Los únicos fácilmente identificable son los rosetones que se encuentran sobre el ingreso principal y en los laterales. Si bien este tipo de ventanas está presente en muchas corrientes arquitectónica, suelen ser una marca especial del gótico y del románico tardío porque es la etapa donde se desarrollan los dogmas que vinculan la Luz y la Divinidad.

    

La mayoría de las construcciones románicas también se caracterizan por la abundancia de los murales internos que narran pasajes y enseñanzas bíblicas. En el caso de San José esta última etapa del diseño jamás pudo concretarse. En consecuencia al ingresar se puede apreciar una hermosa bóveda ornamentada como piedras de tres tonos blancos; pero en algún momento se esperaba poder realizar un mural alegórico a la presencia de Dios. En compensación, el altar principal, además de tener una escultura de la Virgen María sosteniendo al niño Jesús, en fondo se pintaron cinco escenas bíblicas en forma de ventanales.
Otro recurso narrativo incorporado fueron los vitrales. Los que se encuentran en la puerta principal fueron realizados por el prestigioso pintor español Antonio Estruch. A la derecha se puede ver a San José junto a la Santísima Trinidad y la frase "Id a Jose". La segunda es una escena del antiguo testamento donde se observa al hijo de Jacob frente a un Faraón. Por debajo la frase "Ite ad Joseph" significa "Acude a San José". 

  

El Románico:

El románico es una etapa inmediatamente previa al gótico francés que se desarrolló entre los siglos X y XII en la península itálica durante un momento político y religioso muy particular. En aquél entonces los Estados Itálicos estaban profundamente divididos y sumergidos tanto en guerras internas como externas. Es por eso que en un inicio los monjes benedictinos buscaron una arquitectura espacial sencilla y homogénea que eliminen las diferencias regionales, satisfaga la necesidad educativa y que reviva tradición ornamental romana.
A diferencia del gótico, el románico no tiene una obsesión con la altura y la luz. A nivel estructural el foco está puesto en la solidez y funcionalidad de los espacios. Por eso la importancia en las formas de los muros, columnas, pilares y contrafuertes que deben soportar los techos, los arcos de punto medio y las bóvedas de cañón. Se podría pensar que fue como un escalón de transición entre el gótico y clásico.
En otro punto donde hay un gran avance, o mejor dicho readaptación, es la funcionalidad del arte. Este deja de cumplir un rol estético impresionista para comenzar a llenar una brecha educativa. Al ser una etapa vinculada al cambio del milenio, la presencia de pestes y de recurrentes guerras; existía una necesidad educativa y religiosa frente al temor de un posible Fin del Mundo. 

    

Con el paso del tiempo el estilo románico comenzó a competir con la arquitectura gótica, la cual fue particularmente resistida en Italia por cuestiones nacionalistas-regionalistas. En aquellos años, además de la competencia económica y militar, también estaba en juego la influencia de nuevos líderes religiosos. Francia era una de las potencias del momento, por lo cual exportaba su arte y sus obispos en desmedro de la tradicional influencia italiana. En la Argentina del Siglo XX esta rivalidad no tenía sentido, por eso la iglesia de San José no tuvo que atravesar el debate y recelos para adoptar algunas características del estilo gótico (rosetones, vitrales y gárgolas).

    


https://www.visitalaplata.com.ar/2019/12/ayudanos-crecer.html

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