Un Criminal Nazi en La Plata - Parte 2: La Captura
Luego casi 40 años de viviendo con total, las investigaciones y los procesos judiciales contra los criminales de la Segunda Guerra Mundial volvieron a su curso normal. La nueva democracia no sería tolerante con los mayores genocidas de la historia universal, pero esto no significó que el camino sea fácil. Había que encontrar los fugitivos y superar todas las estrategias legales que se habían construido con anterioridad.
En 1985 se volvió a poner en marcha la maquinaria judicial y la caza de Joseph Schwammberger por pedido de Simón Wiesenthal y el matrimonio Klarsfeld. Para aquél entonces ya estaba en la lista de los 10 criminales nazis más buscados. La nueva orden de captura la firmó el Dr. Vicente Bretal, a cargo del Juzgado N° 3 de la Plata. Su rastro se había mantenido de manera intermitente, por lo cuál la captura no podía ser inmediata. Incluso aun se lidiaba con las posibles infiltraciones informativas. Esto hizo que durante dos años se ejecutara una persecución nacional, un juego entre el gato y el ratón.
Una parte central de su captura fue la oferta del gobierno alemán por 500 mil marcos alemanes a quien brinde información (833 mil dólares del 2023). Nunca se supo quién brindo el dato exacto, pero si se hizo un pago con identidad protegida. De este modo, el día 13 de noviembre de 1987, durante la siesta, el juez cordobés Julio Rodríguez Villafañe llegó a una pensión en Huerta Grande (Córdoba) acompañado por 10 efectivos de seguridad. El doctor subió solo al primer piso, y allí encontró un anciano y agotado Joseph Schwammberger. El Comandante y Genocida de las SS llevaba solo una valija de viaje mientras recorría el país intentando no ser atrapado.
Sería lindo poder decir que aquí terminó la historia, pero no. Schwammberger fue trasladado a La Plata porque fue el lugar dónde se originó el pedido de captura de 1973. Sus abogados apelaron tanto la detención como la extradición haciendo referencia a su edad, el estado de salud, el trámite de nacionalidad, la proscripción de los delitos (asesinato y hurto), la falta de acuerdos internacionales e incluso hasta la presunción de que el gobierno alemán no surgió como evolución del Tercer Reich. Todo un despliegue de argumentos legales que iniciaron un proceso que escaló hasta la Corte Suprema de Justicia. Los puntos más complicados era la comprensión de la proscripción o no de los delitos, la alusión a la obediencia de vida militar y el hecho de que Argentina y Alemania no tenían acuerdos de extradición.
Finalmente el 20 de Marzo de 1990, la Corte Suprema de Justicia sentenció la extradición con la firma de los magistrados Enrique Santiago Petracchi, Carlos s. Fayt y Jorge Antonio Bacque (Nro. Interno: S000000645). Esa misma noche Schwammberger habría intentado suicidarse con una sobredosis de tranquilizantes. Este fue un fallo memorable porque se trató de la segunda causa que terminaba de este modo y se consolidaba como una doctrina al respecto. En estos años también se detuvo a Walter Kutschmann y Olij Hottentot, iniciando una nueva etapa dónde no había tolerancia con los criminales nazis.
En 1992 comenzó su juicio frente al Tribunal de Stuttgart. Cerca de 40 sobrevivientes radicados en el exterior se acercaron para reconocerlo y testificar los horrores de sus crímenes y el placer que sentía por el asesinato. De los archivos formados después de la guerra se recopilaron cerca de 100 testimonios, según la prensa alemana AZ de aquellos años.
Durante las rondas judiciales se describió como ordenó la ejecución de un rabino que se negó a trabajar durante el día sagrado de Yom Kippur y de un hombre que intentó robar pan para su hijo. Incluso se contó como permitió que su perro asesinara a una joven de 19 años. Por su parte, Max Wolfshaut Dinkes, uno de los pocos sobrevivientes de Przemsyl narró: “Desde el momento en que Schwammberger comenzó a reinar en nuestros talleres dejamos de estar seguros con respecto al mañana. Cada semana hacía salir a los prisioneros y ordenaba ejecuciones” (incluso niños). (Lutzky, 1990).
Finalmente fue encontrado culpable y condenado a cadena perpetua. Incluso se le negó la prisión domiciliaria por la crueldad que él había tenido con sus víctimas. Murió en una cama del hospital carcelario el 3 diciembre de 2004. Tenía 92 años.
Los Nazis en Argentina:
Se estima que a la Argentina llegaron al menos 220 criminales vinculados a los regímenes fascistas europeos; por lo cual también se tiende a trazar una línea directa de simpatías entre ambos Estados y algunos espacios políticos locales. Pero para comprender este fenómeno es necesario percibir que los sucesos internacionales de aquellos años fueron más que solo una guerra militar y una masacre humanitaria. También fue una batalla ideológica internacional que se filtró dentro de muchos países y estratos sociales. Esto se vio en la Familia Real Británica con el ex Rey Jorge VI, la división en la familia Kennedy (EEUU) e incluso en los acuerdos entre la URSS con el Tercer Reich.
La influencia nacionalsocialista llegó a la Argentina desde varias vertientes, pero la principal es que la formación del ejército nacional moderno se inspiró en el modelo prusiano (Alemania). La sanción de la Ley Nº 4031 formó la base de cara a un posible conflicto armado con Chile, pero como denunció el Senador Pellegrini, la Argentina estaba girando del enfoque norteamericano (milicias democráticas) a los modelos europeos mas verticalistas. El mejor caso de este giró se vio en la vida del oficial Felix Uriburu, quién en 1907, siendo director de la Escuela Superior de Guerra, fue enviado a Prusia Imperial (Alemania) durante tres años para perfeccionarse. Posteriormente volvió a hacer otro viaje de formación en 1913. Tras su retorno se involucró en la política como un enemigo acérrimo de la Ley Saenz Peña y la UCR. Y para 1930, adoptando el apodo de “Von Pepe”, encabezó el Primer Golpe de Estado del siglo XX.
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