El Golpe de 1930 - Confusión y Desorden - Parte 1
El Ocaso del Amanecer.
En 1928 la fórmula presidencial radical Hipólito Yrigoyen / Francisco Beiro obtuvo el 61% de los votos. Pero en esa misma noche de fiesta democrática comenzaron los complots para derrocarlos. “La Confederación de Derechas” se había formado de cara a las elecciones como una alianza entre Liberales, Conservadores y Radicales No Personalistas. Años más tarde, las cartas del ex Presidente Marcelino Alvear testificaron de cómo la amenaza nació desde el momento cero.
Después de seis años, “El Peludo” volvía a la Casa Rosada. Entre 1916 y 1922 había sido el Primer Presidente Electo por el método de Sufragio Secreto, momento en el cuál gobernó con muchos éxitos, algunos fracasos y con varias disputas que levantaron temores. Aunque Hipólito ya tenía 76 años, su imagen infundía miedo en las oligarquías y recelos en los movimientos revolucionarios.
En la ciudad de La Plata la UCR era el partido predominante, en parte por el gran legado que había dejado Hipólito. No solo había sido una base operativa durante la Revolución de 1893. Luego en 1919 respaldó la Reforma Universitaria y en 1922 fundó la empresa YPF.
Pero en el fondo, para esta nueva gestión de gobierno, Don Hipólito ya no tenía la fuerza corporal para ejercer el mando en un mundo más complejo, moderno y acelerado. Para los años 20 habían crecido las ideas fascistas y comunistas a partir de las exitosas revoluciones europeas. Uno de los mayores adherentes al fascismo era el General José Felix Uriburu, quien en una carta dirigida a su amigo Lisandro De La Torre le propuso ejecutar un Golpe de Estado y conformar un estado corporativista-fascista. El legendario ícono de la anti-corrupción se negó y rompió para siempre su amistad. Pero fue de los pocos políticos opositores que tuvo este valor.
El General José Felix Uriburu era un prestigio militar. Tenía muchos estudios en Alemania/Prusia y era bendecido por ser el sobrino del ex Presidente José Evaristo. Esto atrajo a muchos políticos como Manuel Fresco (futuro interventor de la provincia) y Luis María Berro (futuro interventor en La Plata).
Para empeorar las cosas, dentro del Radicalismo Yrigoyenista tampoco estaban las mejores condiciones. El VicePresidente electo Francisco Beiró falleció poco antes de asumir el cargo. El reemplazo designado por el Colegio Electoral fue el Dr Enrique Martínez, siendo uno de los nombramientos más polémicos de la historia nacional. Él mismo contó como Uriburu le habría ofrecido realizar un Golpe de Estado para “solo” desplazar a Yrigoyen. Según su versión, se negó rotundamente, pero no denunció el complot. El otro alfil era el Ministro del Interior y Guerra, Dr Elpido González, enfrentado hasta el último momento con Martínez en la carrera sucesoria de Yrigoyen.
Muchas veces se cree que los Golpistas de 1930 fueron un solo grupo muy organizado, pero nada más lejos de la realidad. Los grupos fueron varios y competían por ver quién llegaba primero a la Casa Rosada.
El Golpe en Marcha.
Hacía inicios de septiembre la salud del Presidente Hipólito Yrigoyen era muy precaria. Con 78 años tenía serios problemas digestivos y respiratorios, lo cual se agravo con una intensa bronconeumonía. El 3 de septiembre de 1930 renunció el Ministro de Guerra, Teniente General Luís Dellepiane porque González y Martinez le exigieron que libere a un grupo de oficiales que conspiraban con Uriburu.
Totalmente recluido en su casa de calle Brasil al 1039, casi inconsciente a mayor parte del tiempo, fue desplazado temporalmente de la Presidencia el 5 de septiembre por su propio gabinete. De este modo, entre gallos y medianoche, asumió el Dr Martinez como Presidente Interino. Mientras tanto Yrigoyen era protegido por dos regimientos de granaderos que sumaban unos 100 efectivos y una cantidad indeterminada de militantes radicales armados. También ese fin de semana era vigilado de cerca por agentes de la Legión de Mayo, adeptos al General Uriburu.
A las 2 de la madrugada se sublevó el Colegio Militar del Ejército Argentino, bajo el mando del Coronel Francisco Reynolds, Delfín de Uriburu. El Teniente Coronel Pissano de la base aérea El Palomar, donde casi 30 aeronaves, se opuso al golpe; pero a las 6:30 los oficiales subalternos lo detuvieron. Mientras tanto, el General Uriburu se reunió con el Senador Aquiles Guglialmelli para conseguir uniformes y movilizar los civiles hacía los cuarteles para exigir la participación. Todos ellos fracasaron. A medida que llegaban eran detenidos en Campo de Mayo por el bando legalista.
El Presidente en ejercicio Martínez se atrincheró en la Casa Rosada con el único lema de no querer derramamiento de sangre, aunque el Ministro José Abalos se lo recriminó porque esa postura despreciaba la sangre radical derramada. Por su parte el ministro Elpido Gonzalez rompió con el Presidente Martínez y se retiró a las 14 horas junto a todos los Altos Oficiales leales. Según los Generales Toscazo y Mosconi, el plan era resistir en la Base de Arsenales y en el Hospital Militar, como lo había ordenado Hipólito Yrigoyen.
Los rumores y las mentiras abundaban por todos lados. Los aviones se veían, pero según Martinez no sabían si eran rebeldes o aliados. Los efectivos de la Policía comenzaron a detener a todas las personas que estaban en las calles. Incluso se enfrentaron con la columna golpista en la Comisaría 39; pero operaban con una coordinación política.
Uriburu no solo exigía una rendición incondicional del gobierno radical, también pedía se el único líder en un próximo gobierno. Con esto en mente por momentos telegrafió que tenía las Divisiones 1 y 2 en su total apoyo, lo que implicaba miles de militares de carrera en su apoyo; pero esto era mentira. Al mediodía intento sumar al General Elias Alvarez de Campo de Mayo. Uriburu le dijo tener el control total de las Divisiones 1 y 3, pero era otra mentira.
El Regimiento 10 de Caballeria, los elite de la 3° División, el Regimiento 2 de Lanceros y la Escuela de Artillería se mantuvieron leales y a la espera de órdenes. Los cuarteles de Ciudadela, Palermo y Granaderos tampoco querían traicionar la democracia. La mayoría eran legalistas, pero no querían un derramamiento de sangre entre camaradas ni una guerra civil. Solo el Regimiento 6 de Mercedes (Luján) y la Base Aérea de Paraná intentaron plegarse abiertamente al Golpe, pero estaban muy lejos.
Un caso especial fue el Regimiento 7 de Infantería de La Plata, bajo el mando del Teniente Coronel Horacio Irusta. En las instalaciones ubicadas en la actual Plaza Islas Malvinas llegó el alerta de insurreccional a las 7AM. No habrían tenido mucho conocimiento de los complots que se ejecutaban en los últimos meses. Según los testimonios del oficial a mando, a las 7:30 tenía toda la unidad en armas y un tren para viajar hacía CABA en defensa de gobierno. Solo esperaba una orden, la cual con el paso del tiempo jamás llegó. Las noticias que ingresaban eran por los periodistas y los enviados de la Casa de Gobierno Provincial, quienes tampoco tenían conocimiento concreto de los sucesos. Ante el riesgo de una contaminación informativa, ordenó el aislamiento absoluto del Regimiento, incluso impidiendo el tránsito en algunas cuadras a la redonda.
Años más tarde los testimonios de los Sargentos Ruggeri y Roble, a cargo de las comunicaciones, develarían que el Coronel José Giordano de la 2° División tenía la orden secreta de Uriburu de aislar e inmovilizar cualquier acción del Regimiento 7. Por su parte el Teniente Coronel Francisco Bosch, leal al Yrigoyen, se quejó de que no le permitieron ni siquiera enviar patrullas para controlar la columna golpista.
A lo largo de toda la tarde se construyó la sensación de que todas las Fuerzas Armadas y el Pueblo estaban en las calles. En la práctica, la columna golpista tenía menos de 1500 efectivos, en su mayoría estudiantes; sobre un total de 40 mil militares activos. La Sublevación solo había sido exitosa en el Colegio Militar y en la Base El Palomar; pero esto muy pocos lo sabían porque las comunicaciones telegráficas estaban cortadas y muy pocos mostraban iniciativa operativa.
Solo desde la Base Campo de Mayo, el Teniente Coronel Avelino Alvarez, un férreo leal el gobierno democrático puso un marcha un contraataque. A las 18 horas lanzaría un ataque con artillería e infanería contra la Base El Palomar. Aquí se encontraba el Teniente Coronel Álvaro Alsogoray como garante de la única ventaja táctica de los golpistas. Pero pasó algo que Álvarez no esperaba. El Presidente en Ejercicio Dr Enrique Martínez había renunciado justo media hora antes y traspasó el Poder al bando de Uriburu. Frente a la Casa Rosada aun no había llegado la columna principal, apenas había civiles y un grupo encubierto de militares.
El Golpe de 1930 - Parte 2 "Rumbo a La Plata"
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