Una Tumba Masónica en la Catedral – Parte 1
Debajo de la Catedral de La Plata, el mayor templo católico de la Argentina, se encuentra una sencilla, enigmática y por momentos polémica cripta. Aquí es donde descansan los restos del Dr Dardo Rocha, quien por haber sido un reconocido miembro de la masonería, suele despertar inquietudes y molestias cruzadas. A simple vista parece ser una cripta sencilla, pero en los detalles se oculta una inmensa historia.
Un Masón muy Católico.
El doctor Juan José Dardo Rocha nació el 1° de septiembre de 1838, y tras alcanzar los 20 años, su padre lo inició en la Gran Logia Masónica “Constancia” N°7. Existen muchas leyendas y prejuicios sobre estas organizaciones, principalmente por ser instituciones que se autodefinen como “públicas pero discretas”. Peor aun, en más de una ocasión sus miembros han sido perseguidos durante gobiernos totalitarios o por las iglesias mismas. Pero pese a todo, la masonería es una institución que defiende la libertad de culto y la convivencia en fraternidad, entre muchas otras cosas.
En particular el Dr Dardo Rocha y su esposa Paula Arana eran fervientes cristianos católicos. Desde el rol como funcionario público (gobernador de la provincia, senador y diplomático) Rocha defendía la separación de la Iglesia del Estado, la educación laica, la promoción de las ciencias y colaboraba con la masonería; pero seguía siendo un creyente y un colaborador. Las mejores pruebas de esta postura se puede observar en la misma ciudad de La Plata. La actual Basílica San Ponciano fue construida exclusivamente por su intervención y en recuerdo a su recientemente difunto hijo. Además al visitar la Catedral Inmaculada Concepción de La Plata podemos encontrar las donaciones personales que hizo el matrimonio, entre las que destacan las inmensas campanas de bronce.
Secretos de la Arquitectura Gótica.
A lo largo de la historia humana se creado muchos estilos arquitectónicos, pero cuándo comenzó el concurso para diseñar la Catedral, una de las especificaciones es que debía responder a la corriente “gótica / neogótica”. El motivo oficial de esta definición tan estricta radica en que el gótico es la única rama que nació estrictamente con pensamiento religioso cristiano. También algunos historiadores de la masonería vinculan el origen del movimiento en los artesanos y canteros que trabajaban en estas construcciones. Pero según unos miembros de las logias, sus verdaderos origenes se remonta aun más en el pasado.
Volviendo al siglo XVII, con el surgimiento de la Catedral de Saint Denis como base del estilo gótico, se define que uno de los objetivos es el resguardo los restos fúnebres de la realeza francesa. Además también se precisó que los Reyes debían estar inmediatamente por debajo del altar mayor, donde también confluyen las luces como parte del culto (teología del Abad Suger).
Con el antecedente francés de Saint Denis se estableció que los nobles, los obispos y las personas que hagan grandes donativos en la construcción de templos debía tener una sepultura especial. Según las arquitectas e investigadoras del Conicet J.G. Rosato y R. Lofeudo (1), al matrimonio Rocha-Arana le correspondía un lugar en la Catedral o en la Basílica de San Ponciano.
El resurgir de la anti masonería.
Tanto la masonería como el cristianismo poseen en la base de sus doctrinas la convivencia fraternal, la búsqueda de un mundo socialmente mejor y un camino político heterogéneo. Esto hizo que durante muchos años existiera una relación armónica y estable; pero con el crecimiento de las influencias, las aspiraciones y los recelos, comenzó una historia con varios altibajos. Normalmente en la memoria colectiva prevalecen los malos recuerdos sobre los buenos. Durante los papados de Clemente XII, León XII, Benedicto XV y Pio XI se excomulgó y persiguió a los masones; siendo estos dos últimos los referentes del Vaticano entre 1914 y 1939. En oposición, se cree que los Papas Juan XXIII y Pablo VI eran miembros de las Logias Masónicas.
En la Argentina la masonería tuvo una gran influencia desde los años de la Revolución de Mayo, donde solo Azcuenaga no pertenecía a una Logia. El Vocal Manuel Alberti era sacerdote y masón. Hacía fines del siglo XIX la presencia del movimiento estaba muy latente en la política, pero también tenía un peso los detractores. Aun así la ciudad de La Plata era fue una especie de Meca masónica dónde sus símbolos podía ser vistos en los espacios públicos. Pero con el tiempo las cosas cambiaron radicalmente.
En 1903 comenzó una serie de publicaciones falsas sobre conspiraciones internacionales con focos en los judíos, los masones y los comunistas; entre estas surgen “Los Protocolos de los Sabios de Sion” y los primeros rumores del Plan Andinia. En sintonía, desde Europa también llegaron corrientes ideológicas que condenaban penalmente la participación en Logias. En España la Dictadura de Primo de Rivera prohibió penalmente las logias en 1927, Mussoloni en Italia comenzó en 1925 y Salazar las condenó en Portugal a partir de 1931. De este modo el Dictador argentino Felix Uriburu fue conocido por destruir símbolos masónicos, mientras que desde los periódicos “Nueva República” (1927-1931) y “Bandera Argentina” (1932-1945), ambas del Diputado Juan Emilio Carulla, se fomentaban los discursos antisemitas y antimasónicos con tiradas de hasta 20 mil ejemplares.
En la Provincia de Buenos Aires la política antimasónica fue particularmente fuerte. El Gobernador Manuel Fresco y el al senador Matías Sánchez Sorondo eran públicamente nazis y participaron en un famoso acto nacionalsocialista en el Luna Park. Reteniendo el Poder entre 1932 hasta marzo de 1942, avanzaron clausurando las escuelas de oficios que ellos vinculaban como parte de los Complots Internacionales (judeo-marxista-masónico-liberal). En este periodo habría comenzado el declive fatal del emblemático Teatro “Hermandad del Princesa”, dónde funcionaban escuelas de oficios y 11 logias masónicas.
En este contexto nacional e internacional de persecución, el 6 de septiembre de 1921 falleció el Dr Dardo Rocha, el fundador de la ciudad de La Plata, gran hermano masónico y benefactor de los dos templos cristianos más importantes de la región. Por doctrina religiosa, indudablemente le correspondía una sepultura en un lugar de privilegio. Pero aun faltaba una década para que se termine la construcción de la Catedral y la Basílica San Ponciano fue descartada en un momento histórico donde ser masón ya no era bien visto serlo.
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