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Gran parte de los platenses hemos crecido viendo el desarrollo de los espacios verdes y el respeto por los Palacios Fundacionales. Pero en más de una ocasión estas cosas no fueron así. Por el contrario, muchas de las virtudes que llenan de orgullo o de avergüenzan están muy ligadas a la existencia o no de una Democracia Republicana.
Para el Partido de La Plata, el retorno de la Democracia en 1983 significó mucho más que la posibilidad de elegir a los funcionarios públicos. Este feliz cambio político también puso un final a la destrucción del Patrimonio Fundacional de la ciudad y a la degradación de la identidad local. Pues durante aquellos años oscuros es cuándo más aplico la demolición y/o abandono de los edificios más emblemáticos, se destruyeron los espacios verdes, y algunas costumbres locales se vieron perjudicadas por la ola de terror.
El Viejo Teatro Argentino
La víctima más emblemática e irrecuperable de los años ditactoriales fue el emblemático edificio del Teatro Argentino. Construido en 1890 por la Asociación Anónima Teatro Argentino. El antiguo Palacio se trataba de una verdadera joya arquitectónica renacentista que era gestionado por el gobierno provincial y considerado la segunda mejor sala lírica del país. Pero lamentablemente en octubre de 1977 sufrió un fatal incendio luego de que las políticas de ajuste económico hicieron que se cancelara la modernización del sistema de antiincendios. Para empeorar las cosas, luego de que el gobierno provincial de facto rechazo injustificadamente la reconstrucción y aprobó unilateralmente un nuevo edificio con características arquitectónicas (brutalistas) no aptas para el entorno circundante. El Teatro Coliseo Podestá
El emblemático e histórico Teatro de la Familia Podestá, inaugurado en 1886, logró salvarse del fuego, pero durante la Dictadura del 76 estuvo a muy pocos días de ser demolido. Durante décadas había sufrido numerosos ataques por falta de mantenimiento y mal uso por parte de empresas privadas y del gobierno. Pero el mayor golpe lo recibió en 1977 cuándo la nota DA-297 del Ministerio de Educación dónde se notificó que el Teatro no sería protegido como edificio histórico. Esta negativa implicó que en mayo 1983 se intente demolerlo. Por suerte esto no ocurrió gracias a la intervención de la “Comisión de Preservación del Patrimonio Municipal”, quien logró hacer validar una transferencia de propiedad a favor de la municipalidad fechada el 6 de abril de 1981.
El retorno de la democracia no solo salvó el amado Teatro, sino que además financió la reconstrucción. Literalmente había que restaurar desde el piso y las butacas hasta el techo y los lienzos.
El Palacio de la UNLP
En la cuadra delimitada por la avenida 7 y las calles 6, 48 y 49 existe una tensa convivencia entre dos estilos de arquitectura. En el centro se encuentra el emblemático Palacio del Rectorado de la UNLP. Inaugurado en 1884 con un estilo Beaux Arts (francés), sus jardines fueron invadidos por una gran torre chorizo de color verde ocre que muchas veces es comparado con una cárcel.
Esta enorme infraestructura de estilo brutalista, bautizado popularmente como “Tres Facultades”, tiene sus orígenes en la Dictadura de Lanusse (1969) y por suerte se canceló en 1984. El proyecto original implicaba la demolición completa del Palacio del Rectorado (fundacional) para imponer una mega construcción brutalista en forma de herradura, que nuevamente ignoraba la necesidad de disponer de grandes espacios verdes perimetrales.
Plaza Malvinas Argentinas.
Originalmente bautizada como Plaza Sarmiento, la parábola de su tragedia comenzó en 1912 cuándo el predio fue entregado al Regimiento de Infantería N°7 "Coronel Pedro Conde". De este modo se rompió el esquema de una plaza cada seis cuadras. Casualmente en estos años la Municipalidad de La Plata estaba bajo el gobierno del Comisionado Alfredo Paz, es decir una persona designada de manera no-democrática por el Gobierno Provincial. Esta medida que marcó en muchos sentidos la historia local, recién comenzó a subsanarse lentamente en 1983. Pero fue recién en agosto de 1998 cuándo se recuperó por completo con la inauguración del Centro Cultural.
Si bien el avance sobre los espacios verdad ha aparecido en muchos momentos de la historia local, de las huellas más profundas coinciden en tiempos en los cuales la Municipalidad no tenía un Jefe Comunal electo democráticamente. Esto también se vió en la entrega de algunos sectores del Paseo El Bosque a entidades privadas, la división de la Plaza Italia en 1952 (la ciudad estaba intervenida) y el intento de fragmentar la Plaza Paso en 1967 (dictadura de Onganía).
La República de los Niños.
La Dictadura de 1955, en los años de Aramburu, surgió el proyecto de que solo sea un Parque de Temático de entretenimiento (sin el aspecto educativo). Con el Golpe Militar de 1962, el gobernador de facto Francisco Imaz le cambio el nombre a “Cuidad de los Niños”. Y finalmente la Ley 1294 de 1979, transfirió los derechos de propiedad a la Municipalidad de La Plata para que a su vez firme una concesión con la empresa Italpark, de la Familia Zanon, muy conocida por actos de corrupción que terminaron en tragedias fatales. De este modo los minipalacios de la Repu fueron abandonados y se frenaron las actividades educativas. Solo con el retorno de la Democracia se pudo recuperar el verdadero objetivo de tener el mayor parque educativo del subcontinente.
El Pasaje Dardo Rocha.
Construido entre 1883 y 1887 como Estación de Ferrocarriles, en los años 20 se definió debía convertirse en el Primer Centro Cultural del país y que debía poder competir con los europeos. La idea era muy bonita, pero el Golpe de Estado de 1930 frenó este noble proyecto. Si bien las modificaciones edilicias se cumplieron, su uso se canceló para albergar tareas administrativas y brindar concesiones de uso. Esto trajo el mal uso de los espacios y una notable falta de mantenimiento.
Recién en 1982, en vísperas del Centenario de la Fundación de la Ciudad de La Plata, se pensó en recuperar el proyecto de un mega Centro Cultural. Cedido a la Municipalidad en noviembre de 1982, la posterior llegada de la Democracia autorizó la creación de los primeros espacios talleres y espacios de arte. Finalmente en 1992 se fundó el Centro Cultural y posteriormente los museos. Estación Provincial al Meridiano V.
Inaugurada en 1910, la Estación de Ferrocarriles de 17 y 72 tenía el objetivo de comunicar la capital bonaerense y el Puerto de La Plata con el resto de la Provincia de Buenos Aires. La idea inicial fue muy exitosa, pero la desinversión hizo que gradualmente dejara de ser rentable. Fue entonces cuando el famoso Plan Larkin de recomendó la modernización urgente de los grandes ramales y el cierre de los pequeños; pero los Golpes Militares de 1962, 1966 y 1976 entendieron que debía cerrar todos los ramales. De este modo la Estación Provincial perdió sus trenes en 1977 y entró en un gran espiral de abandono. Recién con el retorno de la Democracia, el histórico edificio comenzó a recobrar vida gracias a la organización de los vecinos. De este modo en 1988 comenzó a reescribirse una nueva historia como Centro Cultural y epicentro del Circuito Cultural Meridiano V.
La Quema de Muñecos.
Si bien jamás hubo una legislación o comunicado específico que prohíba la tradicional Quema de Muñecos de Fin de Año, durante los años ditactoriales esta costumbre platense fue autocensurada por los grupos constructores de aquellos años. Además de los peligros y confusiones, bien o mal intencionadas, que podrían generarse por el uso de pirotecnia; se sumaba la legislación en contra de las fiestas populares.
Ya en febrero de 1976, en víspera del golpe, comenzaron a surgir las primeras legislaciones en contra del Carnaval, la festividad más parecida a la quema de muñecos. Pero el golpe de gracia lo firmó el mismísimo Dictador Rafael Videla cuándo eliminó los Feriados de Carnaval y aplicó una insuperable burocracia de permisos para el uso de disfraces.
Los casos anteriormente mencionados solo son una pequeña fracción de los espacios que pudieron ser salvados y que además lograron desarrollarse. Pero a esta lista se pueden sumar otros teatros y centros culturales, algunas Escuelas Superiores que se transformaron en Facultades luego de décadas de letargo, el nacimiento nuevas plazas y hasta obras planificación urbana que habían sido paralizadas.
La historia local puede escribirse a partir de enumerar la transición de apellidos notables en los espacios de Poder; pero ampliando la óptica temporal se puede apreciar la evolución de una ciudad a partir de la estructura gubernamental (democracias, teocracias, autocracias, aristocracia, etc). De este modo fácilmente se puede visibiliza y comprender el impacto de una Libertad Amplia basada en la Democracia y en las instituciones Republicanas. En comparación, estos son periodos dónde las instituciones vinculadas al conocimiento y las artes obtuvieron su mayor crecimiento. Son años donde los espacios verdes tuvieron más vida. Y también son las épocas dónde, pese a todas las diferencias y tensiones humanas, había un ánimo más adepto a festejar en comunidad.
En un discurso memorable, el ex Presidente Dr Raúl Alfonsín decía “Con la Democracia se come, se educa y se cura”. Haciendo un paralelo, con la Democracia recuperada en 1983, La Plata recuperó y expandió sus edificios fundacionales, sus valores y sus costumbres populares. O dicho de otro modo, si la democracia no hubiera vuelto no tendríamos tantos Edificios Patrimoniales, las plazas y las reservas serían menos verdes, las Facultades tendrían menos conocimientos y varias de nuestras fiestas preferidas no podrían celebrarse.
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