Esperanza de Consuelo
En el sector cerrado del Parque Saavedra hay una preciosa mujer que eternamente abraza, consuela y reanima a un agotado hombre. Se trata de una invaluable escultura, una excelente obra de arte, que fusiona emociones tan profundas y complejas como la desesperanza, el amor, el miedo, la empatía y la resistencia en los momentos más adversos de la vida.
Titulada como “Esperanza de Consuelo”, esta magnifica obra Alejandro Perekrest no tiene una fecha exacta de cuándo ni como llegó a nuestra ciudad. Realizada plenamente en mármol blanco de carrara, se trata de una figura doble donde una mujer abraza y contiene a un hombre que está aborde sus fuerza físicas y mentales. A él se lo vé debilitado en la tensión de sus músculos, en la desesperanza del rostro demacrado, con el pecho marcado por una mala nutrición, sus pantalones sueltos reafirmando la precaria situación y con un enorme martillo que lo hace tambalear estando aun sentado. Este personaje es el fiel reflejo un obrero industrial de finales del siglo XIX.
En oposición, la figura femenina aparece empoderada y maternal para contener el sufrimiento que emana de hombre. Ella transporta la alegría y la pureza casi angelical, mientras le susurrara en el oído unas palabras de aliento, una motivación o un invaluable secreto. Un recordatorio de que en este mundo no estamos solos, que los males son transitorios y que las riquezas monetarias no lo son todo.
Solo hace falta frenar el acelere de la vida cotidiana y mirarla por 2 minutos para sumergirse en la catarata de emociones y significados que implican solo una escena. Primero el dolor, el sufrimiento y el derrumbe frente a una adversidad. Y en oposición la caliz, el abrazo, la contención y todo aquello por lo cual vale la pena seguir adelante.
¿Pero quién era Alejandro Perekrest?
No es casual que esta obra pueda reunir y expresar tantas emociones e historias en una sola escena; pues es muy probable que sea una expresión presenciada o vivida por el mismísimo autor. A fin de cuentas “Esperanza de Consuelo” no es un trabajo realizado por encargo de un propietario privado o estatal; sino que fue una proyección íntegra de Alejandro Perekrest; es decir lo que se llama “una obra de autor”.
Alejandro Perekrest nació el 4 de Marzo de 1879 en la comuna polaca de Czestochowa; siendo estos uno de los mejores y peores lugares de Europa de aquellos años. Por un lado era una región que crecía con las carreras de la industrialización europea, las líneas férreas y el hallazgo de importantes minas de hierro. Es decir que por lado había abundante trabajo; pero la contracara fueron las pésimas condiciones laborales y las continuas invasiones por parte de los Imperios Prusianos, Ruso y Austríacos que deseaban dominar la región.
Por aquellos años se hablaba de “La Cuestión Polaca” con toda la carga peyorativa que una frase así puede implicar. Literalmente hablando fue un conflicto político y étnico que comenzó en 1763 y recién se saldó en 1945 con el final de la Segunda Guerra Mundial. Además la ciudad de Czestochowa fue una de las protagonistas de la Revolución de 1905 contra los Zares, dejando cientos de muertos en las calles polacas y otros tantos fusilados en Tribunales Militares. Para empeorar las cosas, también son años donde crecen las purgas religiosas e ideológicas.
Luego de conocer en primera persona las penurias de los regímenes laborales y los valores humanos que nacen como reacción a las situaciones extremas; se mudó a Italia. Allí estudió y se destacó en la prestigiosa Academia de Bellas Artes de Florencia, la cual era dirigida por el escultor Pietro Costa, otro artista muy presente y destacado en la ciudad de La Plata.
Aun viviendo en Italia, el 16 de setiembre de 1907 con Marianna Tenderini, con quien tuvo a su hija Beatriz Ksenia Ana (1). Pero a los pocos años, en 1914, tomó la difícil decisión de emigrar a la Argentina. Inicialmente se radicó en Buenos Aires y en La Plata, luego pasó por Rosario y finalmente se instaló en Córdoba, donde ejerció como profesor de la Escuela Superior de Bellas Artes entre 1919 y 1950.
Entre sus obras se encuentran el Caín del Parque Independencia (Rosario), el Descendimiento en el Cementerio del Salvador (Rosario), el General Lavalle (CABA) y Mariano Moreno (CABA). Pero de todas estas obras, solo “Esperanza de Consuelo” en La Plata, “El Sembrador” y “Himno al Sol” (Córdoba) pueden considerarse como trabajos de autor, dónde el creador pudo expresar libremente sus sentimientos.
Alejandro falleció el 24 de enero de 1954 tras sufrir un accidente que le causó un traumatismo en el cráneo. Fue sepultado en Cementerio San Jerónimo de Córdoba.
Archivado en:: arte, Arte Urbano, esculturas, Parque Saavedra