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El Regimiento 7 en la Guerra de Malvinas

Visita La Plata | 22:32 |

Tras iniciar la Guerra de Malvinas, cerca de 20 mil militares argentinos se movilizaron hacía el sur para defender la soberanía territorial del país. Entre ellos se encontraban los soldados del glorioso e histórico Regimiento de Infantería N°7, los protagonistas de los últimos y más crueles combates. 

Durante la madrugada del 2 de abril de 1982 la Dictadura Militar Argentina había ejecutado la Operación Rosario para recuperar el control de las Islas Malvinas. Según narran los informes del General Rattenbach, el ViceAlmirante Lombardo y el Brigadier Lami Dozo (1); el objetivo era tomar posesión de las islas, ceder el control a la ONU y negociar la soberanía con el Reino Unido; pero nada de esto pasó. El gobierno de Margaret Thatcher quería recuperar el control de las islas, incluso  recurriendo a la fuerza si era necesario. Por su parte, el Dictador Leopoldo Galtieri, embriagado en el poder de la popularidad, cambió de idea y decidió mantener las islas empleando la fuerza.

La Movilización

El 7 de abril se conformó el “Teatro de Operaciones Atlántico Sur” (TOAS) bajo el mando del Vicealmirante Juan José Lombardo para planificar una defensa de las islas. Los cuarteles iniciaron el alistamiento, entre ellos el Regimiento de Infantería 7. El colimba Miguel Savaje, de 19 años, recordó que cuándo llegó al gran portón de 19 y 51, un oficial le dijo: “¿A ustedes también los llamaron? Se nota que viene en serio la cosa” (2).
En una semana se organizaron las compañías, se brindó adiestramiento específico y se acumularon recursos; aun sin certezas sobre qué misión deberían cumplir. Incluso durante el fin de semana se permitió el ingreso de los angustiados familiares.

    

El 11 de abril fracasaron las negociaciones que buscaban una salida pacífica, y dos días más tarde, el martes 13 de abril, el Regimiento 7 “Coronel Conde” abrió su portón para marchar hacía el Sur. El equipamiento salió en los camiones uminog, mientras que los soldados salieron en micros de la línea 508. El destino era la base aérea El Palomar, dónde un avión de Aerolíneas Argentinas lo llevaría a Río Gallegos. Y finalmente el 15 de abril bajaron a las Islas Malvinas.

El General de Brigada Oscar Luís Jofre, a cargo de la X° Brigada que englobaba al Regimiento 7, había recibido la orden de despliegue con tan solo 4 días de anticipación. Mientras que el Jefes del Regimiento, Teniente Coronel Oscar Jiménez, solo llevaban tres meses a cargo de su dependencia.

Héroes entre las Penurias

La totalidad del Regimiento 7 realizó su traslado hasta Puerto Argentino entre los días 14 y 17 de abril. Desde el aeropuerto, las tropas marcharon 15 km a pie hasta el “Arroyo Caprichoso”, dónde se había conformado el “Sector Plata” en un área de 11x3Km. El epicentro era Monte Longdon, una loma de 186 metros de altura y unos 1600 metros de largo. Todo el área se subdividió en los sectores La Plata 1, La Plata 2 y La Plata 3. En ellos se presentó lo mejor y lo peor de los liderazgos.

Siendo una guerra que nadie había esperado, la preparación de la defensa tuvo las mismas bases iniciales. Estas condiciones negativas fueron descritas hasta por el General Jofré, quien en su libro “La defensa de Puerto Argentino” detalló que la unidad más castigada logísticamente fue el Regimiento 7, específicamente la Compañía “B” que se encontraba en la ladera oeste de Monte Longdon, tuvo que resistir temperaturas bajo cero y vientos del orden de los 100 kilómetros por hora. La logística se había planificado para una guarnición de 5000 efectivos, pero a las islas habían viajado más de 11 mil.

    

Esta grave carencia de alimentos y abrigos causó las primeras muertes. El 8 de junio los conscriptos Carlos Alberto Hornos, Pedro Vojkovic, Alejandro Vargas y Manuel Zelarayán (Compañía A) fueron sorteados para recolectar insumos a la abandonada Granja Murrell. Sin tener conocimientos suficientes de cómo eran las defensas de su sector, terminaron siendo víctimas de un campo minado. 

Para empeorar las cosas, no todos los oficiales tuvieron altos niveles de liderazgo y nobleza en relación a sus subordinados. El Teniente Coronel Oscar Giménez, Jefe del Regimiento, es recordado por haber compartido las inclemencias y usarlas para cohesionar la unidad de la tropa. Mientras que el Mayor Carlos Carrizo Salvadores, segundo al mando y responsable del Sector 3, fue denunciado por haber torturado a sus soldados. La Corte Suprema de Justicia tiene más de cien denuncias de estaqueamientos y torturas ocurridos durante el conflicto. Uno de los mencionados es el Mayor Carrizo Salvadores. 

La Batalla por el Monte Longdon

Las defensas se organizaron mirando principalmente hacía el norte de Puerto Argentino, pues se creía que allí ocurriría el desembarco británico principal, pero no fue así. El 21 de mayo, las tropas británicas desembarcaron en la zona de San Carlos, al oeste de Monte Longdon. Si bien este suceso cambió drásticamente los planes, esto no impidió que el Regimiento se ganara el apodo de “El 7 Bravo”.

El 8 de junio comenzaron los primeros movimientos para asaltar las colinas que rodeaban Puerto Argentino. Desde entonces fue común convivir con un continuo bombardeo de la artillería, los morteros, los barcos y la aviación. El objetivo era debilitar las posiciones y quebrar la voluntad de combate. Previamente, solo entre el 1º hasta el 20 de mayo, las posiciones habían sufrido 104 alertas roja de ataques de aviones y 25 alertas gris de ataques de barcos. Por su parte el Regimiento solo disponía de un puñado de piezas de artillería de 105mm y un radar. Este último lo prendían solo por breve lapsos para evitar que sea detectado por los ingleses.

    

Durante la noche del 11 de junio, el 3° Batallón de Paracaidistas comenzó el ataque sobre el Monte Longdon. Duplicaban en número a la defensa, todos eran militares profesionales que promediaban los 25 años y tenían mejores armas. El Comandante Oscar Giménez afirmó en una entrevista qué: “A siete días de la batalla final me llegaron solamente 7 visores, y ellos, los ingleses, tenían para todos".
Según narran las versiones británicas, el Batallón debía tomar las posiciones argentinas durante la noche y con el mayor de los sigilos. De este modo lograron recorrer la mitad del camino, hasta que otra mina antipersonal estalló. Según el cabo Peter Cuxson, luego de los combates, identificaron hasta 1500 minas en la ladera, pero solo dos habían explotado porque las restantes se habían congelado. Una situación que también se vivía con los propios fusiles y ametralladoras.

Con las comunicaciones sumamente reducidas y sin refuerzos hasta el día siguiente, a las 21.30 hs el Subteniente Juan Domingo Baldini, Jefe de la 1ra Sección, informó que el enemigo había alcanzado su posición. Luego de un cruel combate y batiéndose en retirada, en una maniobra heroica, Baldini intentó volver para salvar al Cabo Ríos, pero falleció durante su intento.

La Batalla en el Monte Longdon duró más de 10 horas, siendo considerada la más intensa de todo el conflicto. Incluso se llegó a combatir cuerpo a cuerpo. Posteriormente continuó la Batalla por el Cerro Wireless. En tres días, el Regimiento 7 vio fallecer dos oficiales, 2 suboficiales y 32 soldados. Además resultaron heridos un jefe, 6 oficiales, 21 suboficiales y 125 soldados. 

La Bandera NO se Entrega

Siendo el Regimiento 7 el último en acatar la orden de rendición, el jefe del regimiento, teniente coronel Omar Giménez le propuso a los oficiales enterrar la Bandera Nacional para no entregarla al enemigo. Pero dos jóvenes tenientes, Jorge Guidobono y Miguel Cargnel, votaron en contra porque la Bandera no merecía ser enterrada ni entregada. Por eso mismo propusieron desarmar el estandarte de la unidad y camuflarla entre sus pertenencias. De este modo se distribuyeron las partes: el paño, la corbata, cinco distinciones y tres medallas. De la bandera (paño) se encargó Guidobono. 

La mayoría de los soldados fueron transportados al buque HMS Canberra para volver al continente. Pero en el caso de Cargnel (por su condición de paracaidista) y Guidobono (por ser jefe de Comunicaciones) fueron separados y detenidos durante 15 días. Guidobono se había envuelto con la bandera en el torso disimulando que era una prenda más; lo cual le permitió superar los cacheos. Pero cuándo fueron embarcados para volver al continente, los guardias británicos identificaron la bandera oculta y ordenaron entregarla. Ante la resistencia, gritos y amenazas de fusilamiento contra el Teniente Guidobono, apareció un oficial británico superior que permitió el retorno de la Bandera Argentina, en vez de ser tomada como un trofeo(práctica usual en todas las guerras).

Hoy, el estandarte del glorioso Regimiento 7 se conserva en la sala histórica del cuartel, en la localidad Arana. Cada 11 de junio, la bandera veterana de Malvinas desfila ante los soldados del Regimiento.



https://www.visitalaplata.com.ar/2019/12/ayudanos-crecer.html 

Fuentes
(1) “Informe Rattenbach” del Teniente General Benjamín Rattenbach, encargado por la Junta Militar mediante la resolución nro. 15/82.
(2) Libro “Malvinas” del soldado conscripto Miguel Savaje. Editorial El Ateneo. Año 2022.
(3) Tesis de Grado “Liderazgo militar en la Guerra de Malvinas” el Mayor Alejandro Ángel Soldaini. Instituto de Enseñanza Superior del Ejército. Año 2012.
(4) Entrevista al Coronel Omar Jiménez realizada por ellitoral.com en el año 2017.
(5) Crónicas publicadas por el Instituto de de Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de La Plata.

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